Euskera fácil en Madrid

cena en Zerain

Autor: Francisco de Paula García Martín

La realidad confirma que el euskera es una lengua cuyo aprendizaje está al alcance de “cualquiera que sea capaz de aprender otro idioma además del propio”, dijo y reafirmó el profesor de Filología Vasca de la Complutense de Madrid, Carlos Cid Abasolo, en la cena conferencia celebrada el pasado 23 de mayo en Madrid sobre ‘El mito de la dificultad del euskera’.

Esta nueva actividad de la Bascongada reunió una veintena de personas atraídas por el enfoque del evento, planteado con un formato distendido y con el sorprendente anuncio de que, sí, es posible hablar y entender, leer y escribir en euskera dedicando al esfuerzo correspondiente la misma intensidad que al inglés o el francés, pongamos por caso.

“La importancia del euskera para la Bascongada es manifiesta”, recordó el Delegado en Corte de la RSBAP, Íñigo López de Uralde, en la presentación del conferenciante a la sobremesa del encuentro en el Restaurante Zerain. Y, en medio de un clima de curiosa atención, Cid Abasolo propuso de seguido un contenido didáctico, asequible para todos, con la meta de conseguir “que los castellanoparlantes vean que no hay tanta dificultad para aprender el euskera como tantas veces se dice y pensamos”.

Rompiendo tabúes

Está claro que hay algunas premisas para aprender euskera. La más importante: quien no sea capaz de aprender otro idioma además del materno, también lo tendrá muy, muy difícil con el euskera, del mismo modo que las personas dotadas con un “don de lenguas” se harán más rápido y mejor con el idioma.

Partiendo de esta consideración el profesor Cid Abasolo relató cómo existen otros presuntos obstáculos, que han llegado a crear un dogma de fe mitológica sobre la banalidad del esfuerzo por aprender euskera salvo que se acometa con una dedicación muy superior a la exigible por cualquier otro idioma que utilice el alfabeto occidental. Y no es más fácil, explicó, aprender un idioma romance como el italiano o el portugués… que requieren un trabajo igualmente intenso para los castellanoparlates que pretender ir más allá de captar unos sonidos o emitir un “chapurreo” que les oriente hacia la Vía del Corso o la Plaza del Comercio, pongamos por caso… porque también se puede uno orientar en Berlín por señas y palabras sueltas para localizar la Puerta de Brandeburgo desde el hotel. Pero cosa muy diferente es saber italiano, portugués o alemán.

Existe, apuntó el conferenciante también, una barrera sociolingüística objetiva cuando nos embarcamos con el euskera por su carácter de idioma minoritario, con un rol social que todavía se está abriendo paso entre la población. De hecho, la extensión del uso social de cualquier idioma tiene un impacto exponencial sobre los procesos de aprendizaje. Algo así como los “erasmus” españoles que pasan todo un curso en Francia viviendo con varios colegas de su ciudad de origen y que, a su regreso, encuentran caras de consternación en casa cuando confiesan ignorar por completo el idioma francés…

La autocrítica también tuvo su lugar en la conferencia, considerando las necesidades de simplificar y “desdramatizar” los procesos de aprendizaje, así como de mejorar los materiales didácticos disponibles para trabajar el euskera, también “derivados de su condición minoritaria”. Un terreno éste último que requerirá más tiempo y recursos por parte de los implicados y responsables de su difusión.

Decálogo de relajación

Antes de encenderse un debate animado, repleto de cruces de preguntas, relatos experienciales de los participantes y un muy buen clima durante la hora larga del turno de intervenciones posterior a la conferencia, Cid Abasolo propuso varias consideraciones sobre los puntos fuertes del euskera como idioma de aprendizaje asequible para castellanohablantes. Este es el decálogo:

  1. En el euskera, como en el inglés, no existe prácticamente la diferencia de género.
  2. Su pronunciación es casi idéntica a la del castellano
  3. Las cinco vocales son iguales.
  4. La acentuación sigue el mismo patrón para todas las palabras… ¡y no existen las tildes!
  5. Los verbos irregulares son muy, muy escasos.
  6. La ortografía apenas reviste dificultad.
  7. El viaje para realizar una inmersión lingüística a poblaciones muy euskerizadas es corto (bueno, salvo para castellanoparlantes de otros continentes)
  8. Los medios de comunicación en euskera están al alcance de cualquiera que tenga internet (y ahora sí: en todo el mundo).
  9. Los tiempos y ritmos de dedicación al aprendizaje son estándar comparados con cualquier otro idioma.
  10. La motivación para iniciar y mantener el esfuerzo del aprendizaje queda recompensada, entre otras cosas, por la satisfacción de saber una lengua milenaria.

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