El último torero goyesco vasco-navarro.

cogida Ivan Fandiño

Autor: Carlos Mª Hernández Basilio

(In memoriam Iván Fandiño).

El pasado 17 de junio, cuando aún no habíamos terminado de salir del festejo celebrado en Las Ventas, un escueto twitter nos helaba el alma “ULTIMA HORA: Un toro mata a Iván Fandiño en Aire Sur L´Adour.

Pasados los primeros momentos de incredulidad y aceptación (el amigo que me mandaba la información no es de los que se permiten bromas con estos temas), y una vez asimilada la noticia decidí que el mejor homenaje que podía ofrecer al torero caído era resaltar la continuidad de su toreo y su personalidad con el antiquísimo toreo vasco-navarro, y en particular con los toreros que tanta emoción causaron a Goya, y cuyas “hazañas” reflejó en sus aguafuertes sobre tauromaquia, auténtico Instagram de la época.

Para empezar, es importante delimitar lo que vamos a entender por tauromaquia, ganaderías o toreros “vasco-navarros”.

Durante la época de consolidación de los juegos y ejercicios con toros, (siglo XVIII) todos los documentos analizados se referirán a vasco-navarros como los toreros originarios de las actuales regiones de Euskadi, Navarra, Aquitania, Rioja y Aragón.

Vasco-navarros y sus vecinos inmediatos riojanos y aragoneses serán los cofundadores de las primeras formas de tauromaquia a pie de la historia. Esta tauromaquia recuperada, adaptada y perfeccionada por los toreros de la escuela andaluza, con un toro más corpulento y de embestida más fija (frente al escaso trapío y gran genio de los “betizu” pirenaicos), acabará dando lugar al toreo a pie más estático, tal como hoy lo conocemos, origen lejano de la corrida actual, en la que se integra:

  • Toreo a caballo por nobles alanceadores, que evolucionará hacia el varilarguero con vara de detener y acabará conformando el primer tercio o suerte de varas.
  • Toreo a pie basado en quiebros y recortes a cuerpo limpio, sobre las piernas, propio de la tauromaquia vasco-navarra que dará lugar al segundo tercio o de banderillas y a muchos lances de capa.
  • Toreo a pie, con capote en un primer momento, y posteriormente muleta, basado ya en la quietud y el movimiento de brazos en lugar del de piernas, preparación a la “suerte suprema”, que culmina y da sentido a todas las demás suertes.

En suma, ha pasado con los toros el fenómeno inverso que con la pelota vasca (otra gran afición de nuestro recordado Iván) que los vascos no inventaron, sino que adaptaron, desarrollaron y reglamentaron a su manera, a partir de los llamados jeu de paume. En tauromaquia ellos fueron los primeros y se ha verificado el fenómeno inverso.

Esta tauromaquia “norteña” se extenderá hacia el sur, llegando a las mismas puertas de Madrid, Comunidad en la que es innegable las afición por los quiebros, recortes, encierros y toreo sobre las piernas y, que estoy convencido que marca muchas actitudes, preferencias y comportamientos del público de Las Ventas. (Un número considerable de buenos aficionados de los tendidos 7 y 8 proceden de localidades del norte de la Comunidad con gran afición a encierros y recortes y gran respeto por el toro bravo y su integridad).

Volviendo a los toreros goyescos vascos-navarros, predecesores de nuestro infortunado Iván Fandiño, nos centraremos en:

MARTINCHO

temeridad-de-martincho El primer vasco de la era moderna en entrar en la historia de la tauromaquia es el famoso Martincho, el de las locuras del genio de Fuendetodos.

Torero modesto que debe a su amistad con el genio aragonés el que su apodo haya pasado a la posteridad. Su lugar de nacimiento y apellido real ha despertado innumerables controversias e investigaciones. Hoy parece claro que el misterioso Martincho no era el aragonés Ebassun sino el guipuzcoano de Oyarzun Martín Barcaiztegui.

Martintxo se hizo famoso practicando suertes del “toreo a la Navarra”. Son famosos lances como el de citar al toro subido encima de una mesa después de haberse atados los pies con grilletes, Goya inmortalizó algunas de sus “locuras”, que han llegado hasta nosotros en sus famosos aguafuertes de la colección “tauromaquia”.

Algunas de las suertes que aparecen en los aguafuertes han pervivido hasta nuestros días, mostrándonos de una forma evidente su origen norteño, así la lámina catalogada como número 15 y que lleva por título “El famoso Martincho poniendo banderillas al quiebro”

Martincho después de torear un buen número de años, se retiró a su País Vasco natal y allí murió el 13 de febrero de 1800. Fue enterrado en Deva, que es el pueblo en el que falleció.

EL LICENCIADO DE FALCES

Licenciado FalcesLa villa de Falces, en la merindad de Tafalla, fue una importante cuna de toreros.

Allí nació Bernardo Alcalde Merino, conocido inicialmente como “El estudiante de Falces” y posteriormente como “El licenciado de Falces” lo que muestra que llegó a culminar sus estudios. Según nos cuentan algunos tratadistas de la época “….. “fue imponderablemente diestro con singularidad en hacer recortes o cuarteos a los toros, sin desembozarse de la capa. Con ella en la mano ejecutó difíciles y primorosas suertes, al estilo de su país ………”. ¿estaremos ante el origen del toreo por “navarras” y otras suertes de capa como los galleos, chicuelinas, etc?.

JUAN APIÑANI

Juan ApiñaniSe trata del más conocido de una larga familia de toreros de la que Luis del Campo nos dirá, “Calahorra, sin dudarlo, fue la ciudad de la que salieron el mayor número de los llamados toreros vasco-navarros” (recuérdese que así eran considerados los riojanos y aragoneses).

Juan o Juanito, como le designa Goya, fue, al parecer, un afamado y caro banderillero, que debió basar su habilidad en el “salto de la garrocha”, inmortalizado por Goya en uno de sus más luminosos y bellos aguafuertes, el catalogado con el número 20 de su serie Tauromaquia, con el título “Ligereza y atrevimiento de Juanito Apiñani en la plaza de Madrid.

Muchos lectores recordarán la tarde del día del Pilar del año 2014, en la que, frente a un toro de Palha, realizó esta suerte en la Plaza de Las Ventas Raúl Ramírez, banderillero de Sánchez Vara. En la que fue la única oportunidad en que el que subscribe pudo disfrutar de la suerte en directo

Muchas horas podríamos dedicar al origen y evolución de estas formas pirenaicas de tauromaquia y sus derivaciones (por ejemplo la actual corrida vasco-landesa), y muchas más a hechos y personajes que desmienten el interesado error de considerar a todo lo relacionado con la tauromaquia como algo marginal o extraño a la cultura vasca (y esto lo escribe un vitoriano que este año 2017 ha tenido que ver con tristeza que no había toros en su ciudad); pero no puedo dejar de citar, en diferentes ámbitos, a artistas, como el pintor eibarrés Ignacio Zuloaga, toreros cómo Mazzantini, Castor Jaureguibeitia (Cocherito de Bilbao) y Martín Agüero entre otros muchos, ferias como la de Azpeitia, preciosas plazas como la de Orduña, en la que, sin duda, nuestro Iván empezaría a fraguar sus sueños infantiles de ser figura del toreo, etc, etc.

No cabe duda que Fandiño no fue un torero al uso, sino el último coletazo, el último reducto de toreo romántico y libre, capaz de enfrentarse a G-10s y G-7s, a figuritas de pasarela y destoreo, y a todo el monoencaste junto, cómo en aquella aciaga tarde de Madrid en 2015.

Fandiño fue un torero hecho a la antigua usanza, forjado en las múltiples capeas y duras novilladas de su tierra de acogida, la Guadalajara que tanto quiso; consiguió debutar con picadores en Madrid en 2004 y confirmó su alternativa en nuestra plaza en 2009, aunque tendría que esperar hasta 2011 para cortar su primera oreja, y hasta 2014 para lograr abrir su Puerta Grande. El pasado 29 de mayo hizo su último paseíllo en Las Ventas.

Iván Fandiño se hizo acreedor al respeto y admiración de la afición de Madrid por su verdad, su espíritu luchador, su concepción del toreo, su valor, e incluso sus “hazañas” de torero goyesco vasco-navarro como la que protagonizó tirándose a matar sin muleta un pavo de 600 Kg, y que el gran pintor aragonés hubiera pintado, titulándola “locuras de Fandiño en la Plaza de Madrid”

DESCANSE EN PAZ MAESTRO – GOIAN BEGO MAISUA

Carlos Mª Hernández Basilio

Este artículo ha sido publicado  el Nº 51 de la revista «LA VOZ DE LA AFICIÓN»

Un comentario sobre “El último torero goyesco vasco-navarro.

  1. RSBAP dice:

    Carlos, ¡qué interesante tu relato! He aprendido con tu información muchos detalles que no conocía: como la descripción detallada que has hecho de dibujos de Goya; la división y contenido de los diferentes tercios en el proceso de una corrida; la importancia de los primeros toreros vasco navarros… Siempre he sabido que los antiguos industriales bilbáinos ofrecían entradas a sus empleados motivo por el cual, entre otros me imagino, la plaza de Vista Alegre es un lugar de ‘sabios de la tauromagquia’. Ahora ya sé mejor porqué.
    Muy bien! un abazo.

    María José Lastagaray

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